CÓMO EVALUAR ARGUMENTOS – UNA INTRODUCCIÓN



La Teoría de la Argumentación puede estudiarse bajo el marco de tres preguntas fundamentales que dirigen la mayor parte de las investigaciones y esfuerzos: ¿cómo identificar argumentos?, ¿cómo reconstruirlos o interpretarlos? y ¿cómo evaluarlos? Esta última pregunta es la más atractiva para el gran público, porque, al final de cuentas, lo que normalmente deseamos es determinar cuáles son las mejores razones con las que contamos para creer o hacer algo en cierta situación.

Evaluar argumentos más allá de la intuición, sin embargo, es una tarea compleja. Los argumentos reales no están dados en el aire, son parte de contextos discursivos dialógicos, es decir, contextos de discusión más o menos racionales en los que hay dos o más argumentantes, con ideas, posiciones y razones distintas y, muchas veces, en conflicto. Es por ello que determinar qué tan bueno o malo es un argumento específico no solo depende de sus características intrínsecas –que esté bien construido y que no contenga algún error de razonamiento (ej. una falacia)–, sino también de su relación con otros argumentos del contexto, tanto los que de alguna manera están coadyuvando a que se sostenga como aquellos –normalmente, de la contraparte– que tienen como objetivo que dicho argumento caiga o sea derrotado.

Uno de los métodos de evaluación que me parece más fácil de entender y de implementar, al menos en líneas generales, es el método ARG que plantea Trudy Govier: A de acceptability (aceptabilidad), R de relevance (relevancia) y G de grounded (que quiere decir algo así como «buena fundamentación»). Lo que conseguirás más abajo es mi interpretación del método ARG; digamos que es una lectura libre que hago a partir de mis propias investigaciones sobre evaluación de argumentos. Por eso, notarás dos cosas: (1) que plantearé el método en forma de preguntas generales, como una especie de generalización de las preguntas críticas que se plantean para los esquemas argumentativos específicos; (2) que pondré mayor énfasis en el contexto dialógico, específicamente en la existencia de contra-argumentos. Las preguntas serán acompañadas con algunos ejemplos simplificados (ejemplos de juguete). Veamos.

ACEPTABILIDAD

Ante un argumento A, de premisa P, las preguntas básicas que debes hacerte para determinar si sus premisas son aceptables son las siguientes:

(1.1) ¿Existe algún argumento que ataque exitosamente la premisa P (i.e. es socavado exitosamente el argumento A)?
(1.2) Aunque P no fuera atacada en la discusión, ¿pudiera atacarse o cuestionarse exitosamente?
(1.3) ¿Era necesario presentar razones que fundamentaran a su vez la premisa P pero el argumentante no las ha presentado?
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Contestar afirmativamente alguna de las tres preguntas implica que, mientras nada diga lo contrario, la premisa no es aceptable.
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Ejemplo 1.1

Un argumento que ataque exitosamente P (pregunta 1.1) debe ser un argumento que, a su vez, pase las preguntas aquí planteadas (pase el método ARG según la interpretación que le hemos dado en esta entrada) y que, además, esté dirigido a cuestionar, negar o contradecir la premisa P del argumento A. Por ejemplo, supongamos la siguiente discusión entre un terraplanista y una persona bien educada:

A: La Tierra es plana; por lo tanto, si seguimos caminando, llegaremos al borde del planeta.
B: las imágenes del satélite DSCVR muestran que la Tierra tiene una forma aproximadamente esférica; por lo tanto, no es verdad que sea plana.

El argumento A es socavado, es decir, atacado en su premisa (la Tierra es plana), por el argumento B. Si suponemos que B ha pasado las preguntas evaluativas del método ARG, podemos concluir que A no pasa la pregunta 1.1, pues ha sido socavado exitosamente. De manera que A no puede ser un buen argumento (está injustificado).

Pero, incluso si B no hubiese atacado A, nosotros pudiéramos habernos dado cuenta de que hay evidencia que prueba que la Tierra no es plana (pregunta 1.2). En ese caso somos nosotros, como analistas, los que tenemos razones de peso para socavar el argumento de A. Si realmente nuestro argumento es bueno (queda de nuestra parte ser responsables y poner a prueba nuestros propios argumentos), tenemos razones para señalar que la premisa de A no es aceptable y, por tanto, el argumento no es bueno.

Ejemplo 1.2

Es posible que nos demos cuenta de que la premisa en cuestión debía probarse o fundamentarse y el argumentante no lo ha hecho (pregunta 1.3). Por ejemplo, la comunidad científica no acepta que la Tierra sea plana, las mejores teorías científicas disponibles objetan esa proposición. Y quien afirma lo contrario a lo que señalan las mejores teorías científicas disponibles es quien debe probar (tiene la carga de la prueba). Como A no ha probado su afirmación de que la Tierra es plana, esa premisa no es aceptable.

También es posible que, en vez de atacar A, el argumentante B le pregunte a A en qué se fundamenta para decir que la Tierra es plana.

A: La Tierra es plana; por lo tanto, si seguimos caminando, llegaremos al borde del planeta.
B: ¿En qué te basas para afirmar que la Tierra es plana?
A se queda callado o cambia el tema.

En este caso, también podemos concluir que la premisa de A es inaceptable en el contexto de la discusión, pues, aunque ha sido cuestionada, dicha premisa no fue apoyada en nuevas razones. Esto quiere decir que el argumento de A no es bueno porque no pasa la pregunta 1.3.

RELEVANCIA 

Una premisa es relevante para una conclusión si esa premisa hace más aceptable o cuenta para la verdad de dicha conclusión. Una pregunta básica que podemos hacernos, en este caso, es la siguiente:

(2.1) ¿Si aceptamos la premisa P, se hace más aceptable o más plausible la conclusión C del argumento A?
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Si la respuesta es negativa, entonces la premisa es irrelevante para la conclusión. 
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En realidad, el problema de la relevancia es bastante complejo. Solo por nombrar un detalle que me parece importante, pudiéramos hablar de irrelevancia global e irrelevancia local. La irrelevancia global tiene lugar cuando cierto tipo de premisas es irrelevante para cierto tipo de conclusión, sea cual sea el contexto (o, al menos, en la mayoría de los contextos). La irrelevancia local sucede cuando hay razones para concluir que en un argumento específico la premisa no hace más aceptable la conclusión. Un argumento globalmente irrelevante también es localmente irrelevante, pero no lo contrario.  Daré dos ejemplos de irrelevancia en estos sentidos.

Ejemplo 2.1

Supongamos que A señala que cierta película acaba de ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes y que, por tanto, lo más plausible es que también se lleve el Óscar a mejor película.

A: 
Premisa: la película x acaba de ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes
Conclusión: la película x ganará el Óscar a mejor película

Aunque no exista un contra-argumentante B que cuestione este argumento, podemos afirmar que la premisa es irrelevante para la conclusión. Ahora bien, la irrelevancia de este caso es una irrelevancia global, porque, en general, el hecho de que una película gane la Palma de Oro no hace más plausible que gane un Óscar a mejor película. Desde 1939, cuando comenzó el Festival de Cannes (el premio Óscar se celebra desde 1929), una sola película ha ganado ambos premios (Marty, 1955). Por lo tanto, el argumento de A no aprueba la pregunta 2.1.

La irrelevancia global está asociada a muchos tipos de falacias. Por ejemplo, el que un hablante tenga alguna característica personal es irrelevante para concluir que su argumento sea malo (falacia ad hominem); y el que la mayoría de las personas considere que X es verdadero es irrelevante (en gran parte de los casos) para concluir que X es verdadero (falacia ad populum).

Ejemplo 2.2

Un ejemplo clásico de irrelevancia local del argumento tiene lugar en la valoración de los testimonios en los juicios. En principio, lo que diga un testigo es globalmente relevante para concluir que es verdad el contenido de su testimonio. Si el testigo Luis afirma que el señor Juan golpeó a la víctima, podemos concluir que (plausiblemente) es verdad que Juan golpeó a la víctima.

A:
Premisa: el testigo Luis dice que Juan golpeó a la víctima
Conclusión: plausiblemente, Juan golpeó a la víctima

Pero supongamos que se descubre que Luis es enemigo de Juan. Esta es una razón para no tomar en cuenta el testimonio de Luis, pues deja de ser relevante lo que Luis haya dicho en contra de Juan. En otras palabras, el hecho de que Luis diga que Juan golpeó a la víctima no hace más aceptable que Juan haya golpeado a la víctima. Este tipo de ataque es llamado recusatorio (undercutter). Si lo reconstruimos, el argumento recusatorio es el siguiente:

Premisa rec: Luis es enemigo de Juan
Conclusión rec: el hecho de que Luis diga que Juan golpeó a la víctima no hace más plausible o aceptable que Juan golpeó a la víctima.


Nota que este último argumento no tiene efectos en otros argumentos a partir de testigos (no tiene efectos globales, solo locales). Por eso la irrelevancia es local. Tampoco conduce a concluir que es falsa la conclusión de A (es decir, que Juan no golpeó a la víctima), solo impide sacar la conclusión del argumento específico A, sin negar dicha conclusión.


FUNDAMENTACIÓN

La conclusión (C) de un argumento (A) estará bien fundamentada si pasa las siguientes preguntas evaluativas:

(3.1) ¿Es atacada de manera exitosa la conclusión (refutada exitosamente)?
(3.2) Aunque la conclusión no sea atacada, ¿pudiera ser refutada exitosamente?
(3.3) ¿Es suficiente el apoyo que genera la premisa a la conclusión?

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Si se responde afirmativamente alguna de las dos primeras preguntas o negativamente la tercera, entonces el argumento no estará bien fundamentado (mientras nada diga lo contrario).
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Ejemplo 3.1
Un ejemplo real en el que la conclusión fue efectivamente refutada fue el caso de Lydia Fairchild (aquí puedes leer los detalles). Diversas pruebas de ADN de la señora Lydia arrojaron que Lydia no era la madre de los niños que, supuestamente, eran sus hijos. A partir de esas pruebas se podía concluir, con un alto grado de plausibilidad, que Lydia no era la madre de esos niños. Pero, increíblemente, pruebas posteriores demostraron que Lydia Fairchild era una quimera (una persona con dos conjuntos de ADN distinto); cuando se hizo una prueba de ADN en otra parte de su cuerpo, resultó que los niños compartían ese otro ADN. Reconstruyendo ambos argumentos, tenemos:

A:
Premisa A: las pruebas de ADN de la señora Lydia arrojaron que Lydia no es la madre de los niños
Conclusión A: Lydia no es la madre de los niños

 B:
Premisa B: Lydia es una quimera, las pruebas de ADN de la señora Lydia en otra parte de su cuerpo arrojaron que Lydia sí es la madre de los niños
Conclusión B: Lydia es la madre de los niños

Nota que ambos argumentos se atacan recíprocamente, A ataca la conclusión de B y B ataca la conclusión de A. Pero suponiendo que todas las pruebas de ADN son confiables, B tiene más fuerza que A, porque agrega nueva información relevante. De manera que A no pasa la pregunta 3.1 (o la 3.2, según el contexto).

Ejemplo 3.2

Imagina que alguien dice que los extraterrestres nos han visitado en innumerables ocasiones. La razón para tal afirmación es un conjunto de testigos que desde los años 40 indican haber visto OVNIS en el cielo. Aunque fuesen aceptables esos testimonios (muchos de los testigos pueden haber sido personas confiables), y aunque aceptáramos que esos testigos son relevantes para hacer un poco más aceptable la conclusión, el argumento es muy débil. Lo que se afirma es tan extraordinario que se necesita mucho más que algunos testimonios para que podamos tomarlo en serio. Más aún si el contexto de la discusión es entre personas bien educadas. Visto de otra manera, en el contexto de una discusión racional entre ciudadanos con espíritu crítico, ese argumento no pasa el umbral de plausibilidad (por llamarlo de alguna manera) que debemos exigir para aceptar una conclusión tan extraordinaria. Como hemos citado varias veces: afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Esto quiere decir que el argumento no aprueba la pregunta 3.3.   

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En resumen, un argumento debe pasar todas las preguntas del método ARG para que pueda ser considerado un buen argumento. Si un argumento pasa las condiciones del método, puede ser considerado el mejor argumento de la discusión, mientras no haya nuevos argumentos o nueva información que evaluar. Esto último es importante enfatizarlo. Normalmente, las discusiones tienen lugar en contextos de información incompleta. En esos contextos nuestros argumentos son derrotables: se mantienen mientras nada diga lo contrario.

Puedes conseguir otros ejemplos de aplicación del método ARG en el análisis de una sentencia muy controversial del Tribunal Supremo de Justicia venezolano (aquí). Y, en líneas muy generales, en cada esquema argumentativo específico tengo presente el método ARG al plantear u organizar las preguntas críticas (lee las entradas de la guía de argumentos).

Fuentes bibliográficas


Govier, T. (2010). A practical study of argument.  Wadsworth, Cengage Learning.



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