MULET VS MILÁ. ARGUMENTO EXPERTO Y FALACIA AD HOMINEM
Una
controversia en la televisión española ha puesto nuevamente de relieve esa
lucha cuesta arriba del pensamiento racional, pro-científico, contra las pseudociencias.
También, qué bueno, ha puesto a muchos a hablar de falacias, especialmente de
la falacia de ataque a la persona o ad
hominem. Entonces, ¿qué mejor momento que este para referirme a los
argumentos ad hominem y sus falacias?
José
Miguel Mulet es un bioquímico que desde hace años emprende una batalla contra
las pseudociencias en la alimentación. Mercedes Milá es una periodista muy
famosa en España. Milá desde hace tiempo defiende un libro llamado «la enzima
prodigiosa», un top en Amazon. El
libro en cuestión, escrito por un especialista en cirugía colonoscópica señala,
según lo que he leído, que hay una enzima madre que se puede convertir en otras
enzimas, y que el cáncer (entre otras enfermedades) es causado por el
agotamiento de las reservas de dicha enzima. Mulet es invitado a un programa del
que forma parte Milá. Mulet critica el libro la enzima prodigiosa. Milá enfurece y replica que Mulet está gordo:
Mulet: “Soy bioquímico y trabajo con enzimas, y las enzimas prodigiosas no existen. No hay ninguna enzima madre que se vaya convirtiendo en otras enzimas ni hay alimentos que tengan enzimas. Las enzimas son proteínas, y cuando te las comes se degradan en cachitos y se rompen en cachitos... Y luego, en el libro en concreto que a usted le gustó tanto, es que es difícil encontrar algo aprovechable porque se hace eco de todos los mitos: que si la leche es mala, que si clorar el agua es malo; a ver, por favor, ¿sabes las vidas que ha salvado la cloración del agua? ¿Los niños que se han muerto de tifus y disentería, y desde que el agua es potable y lleva cloro no se han muerto?...”
Milá: Lo primero que te digo es que te leas el libro y adelgaces porque estás gordo. Tu cintura es peligrosa para el corazón(…) Lo que acabas de decir es una inmensa tontería. Te han llamado para tocarme a mí los huevos, que no tengo. Tú en tu manera de explicarte das la sensación de que yo soy una ignorante que habla sin conocimiento. Yo apoyo un libro que es muchísimo más, es una linterna que va iluminando algunas costumbres que no eran buenas para la salud, que yo he utilizado. Dice que la cintura es un símbolo importantísimo de salud y la suya no tiene salud, usted come mal seguro"
¿Cuántas
falacias puedes detectar, estimado lector? Creo que, siendo caritativos con el
texto de Milá, se cometen dos. Ambas son formas de falacia ad hominem, pero, además, hay otros argumentos interesantes. Vayamos
por parte.
Argumentos ad hominem
Un
argumento ad hominem es aquel que
tiene como premisa un ataque o crítica personal contra un hablante, con el fin
de desechar, negar o refutar lo que ha expresado dicho hablante. Hay que dejar algo
claro desde el comienzo: no todo
argumento ad hominem es falaz. En
aquellos argumentos que se sostienen sobre la base de la confiabilidad del
hablante es legítimo atacar a la persona (al hablante) como estrategia de
ataque al argumento.
Por
ejemplo, los argumentos a partir de un testimonio se basan en la confianza que
le tengamos al testigo en cuestión; así que al evaluarlos es imprescindible
determinar si, en el contexto de la discusión, el testigo es confiable. En los
juicios es común (y razonable) atacar y desechar testimonios porque los
testigos tienen algún interés en un resultado concreto del juicio o,
simplemente, porque no son personas en las que se pueda confiar. Ambos ataques
son argumentos ad hominem, porque sus
conclusiones (desestimar o poner en tela de juicio lo que dice el testigo)
están fundamentadas en ataques a una característica personal del hablante.
Pero,
si lo vemos bien, el testigo no está dando un argumento, solo afirmando algo
que depende de la confianza que le tengamos. El argumento a partir del
testimonio se evalúa negativamente solo porque una de sus premisas (la
confiabilidad del testigo) es inaceptable. Y aquí está la gran diferencia entre
la mayoría (no todas) las formas falaces del argumento ad hominem y las legítimas:
En el argumento ad
hominem legítimo se desestiman aserciones –no argumentos– cuya aceptación
depende de la confiabilidad del hablante; en cambio, en las falacias ad hominem se desestiman argumentos
completos o proposiciones cuya
aceptación no depende de la confiabilidad del hablante (por ejemplo, pruebas
documentadas, proposiciones aceptadas por la comunidad científica o máximas de «sentido común»), mediante un ataque personal al hablante.
Volvamos
al caso. De lo que señala Mulet se pueden identificar tres argumentos, aunque, por
los momentos, solo nos interesa reconstruir uno de ellos. El que nos interesa es
un argumento «sugerido» (porque no está explícitamente formulado) que se apoya
en su experiencia científica:
Soy bioquímico y trabajo con enzimas, y las enzimas prodigiosas no existen. No hay ninguna enzima madre que se vaya convirtiendo en otras enzimas ni hay alimentos que tengan enzimas…
Este
argumento es interesante. Mulet habla como científico, desde su posición en la
comunidad científica, y como representante de la Ciencia. No es un argumento de
autoridad en sentido estricto, porque quien lo brinda no está citando a una autoridad, sino que es
el propio experto quien señala lo que sabe con respecto a su campo de
experiencia científica. ¿Cuál es la diferencia? En los argumentos que se apoyan
en la autoridad de un experto, el argumentante no es el experto, es un tercero;
mientras que en el otro tipo de argumento, que podemos llamar «argumento a
partir de la experticia» («experticia» como americanismo de expertise), es el mismo argumentante quien se apoya en su
experiencia en un área particular del conocimiento para llegar a ciertas
conclusiones. El esquema del argumento a partir de la experticia pudiera
reconstruirse así:
P1: Yo, E, soy un experto en el área de
conocimiento A
P2: Yo considero que X es verdadero (o
aceptable)
P3: X es parte del área de conocimiento A
C: Por tanto, es verdad (o aceptable) X
Siguiendo
el esquema, el argumento sugerido de Mulet se reconstruiría así:
P1: Yo (Mulet) soy bioquímico.
P2: Yo afirmo que las enzimas prodigiosas no existen. No
hay ninguna enzima madre que se vaya convirtiendo en otras enzimas ni hay
alimentos que tengan enzimas.
P3: la existencia o no de enzimas prodigiosas, madres y
alimentos con enzimas forma parte de la bioquímica.
C: por tanto, las enzimas prodigiosas no existen. No hay
ninguna enzima madre que se vaya convirtiendo en otras enzimas ni hay alimentos
que tengan enzimas.
¿Cómo podemos evaluar los argumentos a
partir de la experticia como el de Mulet? En general, deberíamos preguntarnos: (1) si las premisas son aceptables; por
ejemplo, en el caso de P1, es posible que quien afirma ser un experto no lo
sea; en el caso de P2, que no haya afirmado lo que dice que afirmó (algo raro
que pase); o, en el caso de P3, que lo que afirma no sea parte de su área de
experticia. (2) Si la conclusión
está bien fundamentada, por ejemplo, ¿habrá buenos argumentos que refuten la conclusión? ¿La
comunidad científica experta en el área está de acuerdo con lo que dice este
experto-argumentante?
Justamente,
entre las críticas contra el libro en cuestión están el que el autor (Hiromi
Shinya) no es realmente un experto en el área, pues es un especialista en
cirugía colonoscópica (no es aceptable P1); que hablar sobre enzimas no entra
en su campo de experticia (no es aceptable P3); y que hay argumentos
científicos en contra de lo que dice y la comunidad especializada no está de
acuerdo con sus afirmaciones (no están bien fundamentadas las conclusiones del
libro).
Lo
interesante es que la confiabilidad del argumentante puede ser relevante en el
caso de la aceptabilidad de la premisa 1 (sobre si realmente el argumentante es
un experto). Pero, el ataque a la confiabilidad
del experto-argumentante es legítimo si, y solo si, se desconocen datos que demuestren tal experticia y hay una fuente de desconfianza
relevante.
Por ejemplo, si en una conversación informal me consigo con alguien que me dice
ser experto en Argumentación, pero desconozco si realmente es así, puedo
ponerle una prueba para evaluar qué tan confiable es como experto (por ejemplo,
le puedo preguntar qué piensa de los esquemas de Douglas Walton: que un experto
en Argumentación no sepa quién es Walton es como que un seriéfilo no sepa qué son
Los Simpsons o un cinéfilo, El Padrino).
Y,
siendo bastante caritativos con
Milá, he aquí el principal problema de su ataque personal contra Mulet. Es
posible que el ataque por tener sobrepeso pretendiera desconocer la autoridad
de Mulet como experto en el área. En concreto, la crítica de Milá posiblemente atacaba
(intuitivamente) la aceptabilidad de la
primera premisa del argumento de Mulet (soy un bioquímico, experto en enzimas),
poniendo en tela de juicio su confiabilidad como experto. Pero ese ataque no
podía desvirtuar el argumento en cuestión (ni su premisa 1), porque no se
cumplían ninguna de las dos condiciones para legitimar la crítica a la
confiabilidad del experto: (1) todos
los involucrados conocían las credenciales científicas de Mulet, eso no estaba
puesto en duda; (2) aunque no se hubiera
conocido la experticia de Mulet, su argumento no estaba apoyado en su experiencia
con respecto a técnicas para adelgazar, ni ese era el tema que abordaba
(directamente). De manera que, incluso siendo caritativos con Milá, el ataque
personal es falaz por irrelevante: comete
la falacia ad hominem abusiva.
Pero
esta es solo una de dos falacias de tipo ad
hominem que comete Milá. La otra es lo que algunos llaman «falacia ad hominem por apelación a la
parcialidad» (falacia de parcialidad, de ahora en adelante). Esta falacia se
comete cuando se desestima un argumento o
cierta proposición solo porque el hablante está parcializado.
Como
todo argumento ad hominem, hay casos en los que un argumento por
parcialidad no es falaz. En ciertos contextos, si alguien afirma algo, pero
sabemos que está parcializado, podemos poner en duda su afirmación hasta que la
justifique (si no la justifica, no estamos obligados a creer lo que dice). Es decir, al descubrir que un
hablante está parcializado, tiene la carga de probar que, pese a esa
parcialización, hay razones para aceptar lo que afirma; excepto si lo que afirma
es independiente de la confiabilidad personal. Por ejemplo, si alguien me dice
que cierto restaurante es malísimo, pero yo descubro que lo hace para
molestarme (porque a mí me encanta ese restaurante), puedo hacérselo saber y
pedirle las razones sobre las que fundamenta su afirmación.
Por
otra parte, si el hablante brinda un argumento, entonces, aunque sospechemos
que nos está mostrando solo una cara de la moneda (pudiera haber argumentos en
contra), lo correcto es –siempre que se pueda– suspender el juicio e investigar
la otra cara. Si alguien me brinda evidencia de la insalubridad del
restaurante, aunque yo sospeche que lo hace para molestarme, debo tratar de conseguir
mejores argumentos que me apoyen (por ejemplo, buscando pruebas que ataquen la
evidencia); de lo contrario, debo aceptar, humildemente, su argumento.
Cuando
Milá señala «…lo que acabas de decir es una inmensa tontería. Te han llamado
para tocarme a mí los huevos», es posible que esté brindando un argumento por
parcialidad:
Mulet, aunque es científico y experto en el campo en
cuestión, ha sido llamado al programa para hacerme enojar, molestarme, tocarme
los…; por lo tanto, lo que dice es una inmensa tontería.
Esta
reconstrucción del ataque de Milá hace transparente la falacia ad hominem de parcialidad, porque es
fácil ver que no se cumplen las condiciones para que sea legítimo: (1) ninguna de las afirmaciones de
Mulet dependía de la confianza personal que le tuviésemos. Ni su experticia
(como explicamos antes), ni las otras aserciones. Por ejemplo, cuando Mulet afirma
que la cloración del agua ha salvado muchísimas vidas de niños (evitando
enfermedades como el tifus y la disentería), no está diciendo algo cuya
aceptación dependa de la confianza que le tengamos; es una aserción probada y
aceptada mundialmente. Así que quien quiera ponerla en tela de juicio es quien
debe brindar buenos argumentos para dudar. (2)
Si Milá sospechaba de la parcialidad de Mulet al brindar sus argumentos, lo
máximo que podía hacer era, humildemente, suspender el juicio, prometer una
investigación a fondo o invitarlo a un debate con un experto que defienda el
libro (si es que lo encuentra). En cambio, Milá desechó los argumentos de Mulet
tachándolos de una inmensa tontería.
¿Qué
hacer ante ataques ad hominem falaces?
Creo que lo mejor es desnudarlos diciendo que son ilegítimos y por qué lo son.
Una manera didáctica y ejemplar de desarmarlos es mostrar una analogía que sirva de
contraejemplo. Y eso fue lo que hizo Mulet:
De toda la argumentación que he dicho, lo único criticable que has encontrado es el tamaño de mi cintura. ¿Te imaginas que yo pusiera en duda lo que dices por ser mujer, negro u homosexual?
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