LA FALACIA IGNORATIO ELENCHI TELEOLÓGICA
Una familia feliz
Imagina
una familia en la que los padres y los hijos se reúnen alegremente para decidir
adónde viajarán en las próximas navidades. Después de un rato, todos coinciden
en que hay tres opciones que los harían felices: ir a un pueblo cercano, pasar
las navidades en la casa de la abuela o irse de tour por Europa. El padre toma
la palabra y dice: «he decidido que lo mejor es que vayamos al pueblito cercano,
porque así conseguiremos nuestro fin más preciado: ser felices». Uno de los
hijos se levanta bruscamente de su asiento y replica: «pues, si es por eso,
creo que es preferible ir a la casa de la abuela»; luego se retira del recinto con
un portazo. Como consecuencia de la actitud rebelde del hijo, el padre y la
madre se reúnen para decidir cómo castigarlo. Tienen tres posibles castigos
para el mal comportamiento del niño: (a) no salir de la casa por una semana, (b)
no tener postre por una semana o (c) no salir de casa, no tener postre y no
recibir llamadas por una semana. La madre toma ahora la palabra: «dado que
nuestro hijo ha tenido un mal comportamiento, concluyo que lo mejor es
castigarlo prohibiéndole salir de la casa, tener postre y recibir llamadas por
una semana». ¿Qué piensas? ¿Son buenas razones las que han dado estos padres en
ambas situaciones?
Si
eres como yo, creo que estos razonamientos paternos te sabrán a poco; como si les
faltara algo. Esto hace que las decisiones que se toman sobre la base de ellos
se parezcan más a imposiciones que a opiniones justificadas. ¿Dónde reside el
problema de dichos argumentos? El problema del que adolecen ambos casos puede
ser introducido mediante una réplica bastante simple que puede resumirse en la
siguiente frase: la misma razón que
estás usando para apoyar tu opción pudiera usarse como razón de cualquiera de
las otras opciones. Esta es la clave que está detrás de una forma
específica de la falacia ignoratio
elenchi (o de ignorancia en la cuestión) a la que dedicaremos esta
entrada. Veamos.
La
falacia ignoratio elenchi es un
quebradero de cabezas desde que Aristóteles la propuso en su obra Refutaciones
Sofísticas (de hecho, elenchos significa
«refutación», así que, literalmente, ignoratio
elenchi sería «ignorancia en la refutación»). Como señala Douglas Walton (Relevance in Argumentation, p.34): «la
historia de la ignoratio elenchi como
falacia tratada en los libros de texto desde hace dos mil años y medio después
de Aristóteles, está plagada de ambigüedad, opacidad y confusión con respecto a
la vinculación que con ella tienen otras falacias» (traducción mía). Así que
entenderás que no podamos hablar ni fijar posiciones fuertes en una entrada de
pocas páginas. No es este blog el que dirimirá una controversia de más de dos
mil años. El gran problema de la falacia ignoratio
elenchi es que, desde una
perspectiva amplia, abarca todo tipo de falacias de irrelevancia. Por eso,
nosotros vamos a tratar solamente un tipo específico de ignoratio elenchi que, de ahora en adelante, llamaremos ignoratio
elenchi teleológica (porque tiene que ver con argumentos sobre la
satisfacción de fines u objetivos).
La falacia ignoratio
elenchi teleológica sucede cuando:
(1) en algún contexto hay ciertos fines generales;
(2) en ese contexto existen, implícita o explícitamente,
varias opciones de acción, excluyentes entre sí, que pudieran tomarse como
medidas para cumplir o satisfacer esos fines generales;
(3) un argumentante propone una de esas opciones
(excluyendo las otras) tomando como razón que la opción elegida satisfará los fines
generales, pero sin dar razones específicas que hagan más aceptable la opción
elegida (con respecto a las demás) ni razones que desechen las otras opciones.
Si
se puede hablar de un ejemplo clásico de este tipo de falacia, debe ser el que
ilustran Copi y Cohen en su –también– clásico libro de introducción a la Lógica
(p.141):
Las
reformas particulares a las leyes fiscales con frecuencia se defienden haciendo
hincapié sobre la necesidad de reducir los déficits fiscales –cuando el punto
real es la bondad de una medida fiscal o de un nuevo impuesto en especial…
Es
decir, alguien decide que se debe llevar a cabo una reforma particular a
ciertas leyes fiscales (opción elegida por el argumentante), porque es
necesario reducir los déficits fiscales (objetivo general). Nota que la falacia
se puede desnudar intentando la réplica de la que hablamos al principio de este
artículo: la misma razón que estás
usando para apoyar esa reforma fiscal particular pudiera ponerse como razón de
cualquiera de las otras opciones de reformas o medidas. También puede
replicarse mediante la pregunta «¿y por
qué esa reforma en particular y no otra?».
El
problema específico que sucede en esta falacia que estamos estudiando es la irrelevancia de las premisas expresadas
para hacer más aceptable la conclusión del argumento: si las afirmaciones
que nos sirven de premisas pueden ser usadas, con el mismo sentido, para apoyar
opciones que excluyen la que hemos elegido, entonces esas afirmaciones, por sí
solas, no son relevantes para apoyar ninguna de las opciones, incluyendo la que
elegimos.
Ten
en cuenta que, desde otro punto de vista, los objetivos generales son relevantes para todas las opciones del
contexto, porque esas opciones han sido estimadas como posibles vías para
satisfacer tales objetivos. Por ejemplo, no se puede tomar cualquier medida para
reducir el déficit fiscal; las opciones son varias pero limitadas: puedes
reformar la ley fiscal tal o cual sobre tal o cual impuesto, pero no puedes
reformar, por decir algo, las leyes penales. Desde este punto de vista, las
opciones que tienen que ver con reformas de leyes fiscales (y tal vez haya que
especificar más qué tipo de reformas), son relevantes en un sentido amplio para
el objetivo de reducir el déficit fiscal; mientras que las reformas de leyes
penales no son relevantes, en ese sentido amplio, para dicho objetivo. Sin
embargo, la relevancia que nos interesa tiene un sentido más específico. Tomando
el enfoque (llamado a veces relevancia
probatoria) de la filósofa Trudy Govier, podemos hablar de relevancia
positiva, negativa e irrelevancia en los siguientes términos:
(1) A es positivamente
relevante para B si la verdad o (agrego yo) la aceptabilidad de A cuenta a
favor de la verdad o (agrego yo) aceptabilidad de B;
(2) A es negativamente
relevante para B si la verdad o (agrego yo) la aceptabilidad de A cuenta en
contra de la verdad o (agrego yo) aceptabilidad de B;
(3) A es irrelevante
para B si la verdad o (agrego yo) aceptabilidad de A no cuenta ni a favor ni en
contra de la verdad o (agrego yo) aceptabilidad de B.
Pues
bien, si se pretende que una afirmación A hace más aceptable la opción B, pero resulta
que, con el mismo sentido, también puede pretenderse que A hace más aceptable
la opción C, donde B y C son excluyentes entre sí, entonces la aceptabilidad de
A, por sí sola, no puede contar a favor o en contra de la aceptabilidad de B
(ni de C). A es, por sí sola, probatoriamente
irrelevante para B (y, por la misma razón, para C).
Volviendo a la familia
(1) En la discusión familiar sobre dónde pasar las
navidades, tenemos como objetivo general ser felices, y están dadas tres
opciones para satisfacer ese objetivo: ir a un pueblo cercano, pasar las
navidades en la casa de la abuela o irse de tour por Europa. Cuando el padre
argumenta «he decidido que lo mejor es que vayamos al pueblito cercano, porque
así conseguiremos nuestro fin más preciado: ser felices». Comete la falacia ignoratio elenchi teleológica, porque la
premisa (conseguir la felicidad) bien puede usarse, con el mismo sentido con el
que ha sido usada, para apoyar cualquiera de las otras opciones. Así como se
puede señalar «he decidido que vayamos
al pueblito cercano, porque así conseguiremos ser felices», pudiéramos haber
dicho con sentido semejante «he decidido que vayamos a la casa de la abuela,
porque así conseguiremos ser felices» o «he decidido que vayamos de tour por
Europa, porque así conseguiremos ser felices». Luego, expresar que seremos
felices no es probatoriamente relevante para apoyar una sola de las tres
opciones.
(2) En el ejemplo de los castigos, tenemos como objetivo
general imponer una sanción al hijo por su mal comportamiento. Las opciones que
se manejan son (a) no salir de la casa por una semana, (b) no tener postre por
una semana o (c) no salir de casa, no tener postre y no recibir llamadas por
una semana. El argumento de la madre es «dado que nuestro hijo ha tenido un mal
comportamiento, concluyo que lo mejor es castigarlo prohibiéndole salir de la
casa, tener postre y recibir llamadas por una semana». Este argumento también
cae en la falacia ignoratio elenchi teleológico,
porque el objetivo general (la necesidad de imponer una sanción) puede apoyar, con
el mismo sentido, cualquiera de las otras opciones expresadas.
En
resumen, cuando en algún contexto se desea conseguir cierto objetivo, y para
lograr ese objetivo hay varias posibles opciones excluyentes entre sí, comete
la falacia ignoratio elenchi teleológica
quien argumenta a favor de llevar a cabo una de esas opciones, excluyendo las
demás, solo basado en que con esa opción se cumplirá el objetivo general, sin
dar razones que hagan más aceptable dicha opción con respecto al resto o
razones que desechen cada una de las otras opciones. Si te consigues ante una
situación como esa, lo mejor es replicar «la misma razón que estás usando para
apoyar tu opción pudiera usarse como razón de cualquiera de las otras opciones»
o cuestionar «¿y por qué esa opción específica y no otra?»; de esa manera,
forzarás al argumentante a que dé razones específicas o, si no puede darlas, a
que se retracte de su argumento. Por supuesto, muchas veces el argumentante que
ha sido dejado en evidencia ni brinda mejores razones ni se retracta de su
argumento, en ese caso entramos en el reino
de la arbitrariedad. De eso hablaremos en el próximo artículo.
Fuentes:
Copi, I., Cohen, C. (2004).
Introducción a la Lógica. Editorial Limusa.
Govier,
T. (2010). A practical study of argument.
Wadsworth, Cengage Learning.
Walton,
D. (1995). A pragmatic theory of
fallacy. University of Alabama Press.
-
(2004). Relevance in argumentation. Lawrence Erlbaum Associates.
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