ARGUMENTACIÓN POR CASOS: ¿VAMOS A LAS ELECCIONES REGIONALES?
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Hay discusiones que no se pueden desaprovechar desde el punto de vista
pedagógico. Si queremos enseñar Argumentación es necesario poner en práctica,
con casos reales, sus instrumentos teóricos. La discusión actual en Venezuela
nos brinda un buen ejemplo práctico. En este momento, luego de varios meses de
protesta y la elección fraudulenta de la constituyente, se ha presentado una fuerte discusión sobre si la oposición debe
participar en las elecciones regionales pautadas para diciembre de 2017.
Los partidos más grandes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han decidido
inscribir sus candidatos. Aunque la inscripción no implica que efectivamente
participarán en dichas elecciones, esa acción les ha costado algunos aliados, el
disgusto de una parte de la población y la crítica de muchos analistas
políticos.
El argumento más popular entre los que están de acuerdo con inscribirse y,
probablemente, participar en las elecciones regionales puede plantearse como un
argumento por casos hipotéticos (ver más aquí). Lo
que haré en esta entrada es reconstruirlo de la mejor manera posible y evaluar
qué tan fuerte es. Aunque hay varias versiones del argumento, una de las más
claras ha sido presentada por Fernando Mires en su artículo la trampa antielectoral de Nicolás Maduro; Mires considera que a quien más le interesa que la oposición no
participe en las elecciones regionales es a Maduro, esto es así porque:
Si la oposición no participa en elecciones, Maduro no se vería impulsado a suprimirlas. Entonces, preguntarán lo del grupo dos ¿para qué participar en elecciones si Maduro las va a suprimir y si no es así las va a desconocer? Supongamos que sea así. En ese caso Maduro chocaría una vez más con la legalidad y con ello agregaría varios puntos más a su deslegitimación interna y externa.
El grupo dos al que se refiere Mires es el grupo de los que consideran que
es mejor no asistir a las elecciones. Por otra parte, es importante tener en cuenta que, en
este argumento, los vínculos entre premisas
y consecuencias hipotéticas son de plausibilidad, no pueden tomarse como
consecuencias necesarias. Por ejemplo, la afirmación «si la oposición no
participa en elecciones, Maduro no se vería impulsado a suprimirlas» debe
interpretarse como muy plausible, pero no como algo de lo que tengamos certeza
absoluta: quién sabe, tal vez el hecho de que la oposición no participe
conduzca a que la constituyente termine seleccionando a los gobernadores. Pues
bien, manos a la obra, reconstruyamos el argumento como un argumento por casos:
Premisa
1: o la oposición participa (al
menos una organización de la MUD participa) o no participa en las elecciones
regionales (ninguna organización de la MUD participa).
Hipótesis
1: supongamos que la oposición
participa.
Consecuencia
hip. 1.1: (plausiblemente) Maduro
suprimiría o desconocería las elecciones.
Consecuencia
hip. 1: dado lo anterior,
Maduro chocaría una vez más con la legalidad y con ello agregaría varios puntos
más a su deslegitimación interna y externa.
Hipótesis
2: supongamos que la oposición no
participa en las elecciones regionales.
Consecuencia
hip. 2: (plausiblemente) Maduro
no se vería impulsado a suprimirlas (no tendría efectos su
deslegitimación).
Mires desarrolla mucho más este y otros argumentos. No podemos en este
espacio analizar cada uno de ellos. No obstante, la conclusión
general a la que llega es que la oposición debe participar en las elecciones
regionales.
Voy a dar por hecho que la premisa disyuntiva del argumento anterior es aceptada y que las hipótesis son relevantes para sus respectivas consecuencias
hipotéticas. Me concentraré solamente en si las
consecuencias de cada hipótesis, y la conclusión general, están bien fundamentadas (más sobre qué es buena fundamentación aquí). En ese sentido, hay
dos críticas importantes al argumento. Veamos:
(1) Por un lado, Gustavo Tarre Briceño (aquí) ha señalado que si la
oposición no va a elecciones, pero llama a la abstención, el gobierno no
obtendrá una victoria:
¿(S)erá una victoria del chavismo “ganar” otra elección con una altísima abstención? ¿Ganó Maduro la elección del pasado 30 de julio? No sólo Venezuela, sino el mundo entero, supo que se produjo un descomunal fraude electoral. Con victorias así, el régimen no necesita derrotas.
Este argumento puede entenderse como
atacando la consecuencia hipotética 2: Maduro no se vería impulsado a
suprimirlas (no tendría efectos importantes en su deslegitimación).
(2) Muchas personas y analistas consideran que no se debe
asistir a las elecciones, porque con esa acción se legitima al gobierno. Por
ejemplo, María Corina Machado, coordinadora del movimiento político Vente Venezuela, se ha apartado de la MUD porque considera que aceptar los términos
del Consejo Nacional Electoral es legitimar al régimen (ver aquí). Este argumento ataca directamente la
conclusión general del argumento por casos (es preferible asistir a las elecciones
regionales).
En
esta entrada solo analizaré la primera objeción. La segunda objeción necesita,
por lo menos, una entrada completa y mucha reflexión. Así que me obligo a
escribir una entrada al respecto.
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Evaluación
de los argumentos
Argumento hipotético 2 de Mires
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Argumento hipotético de Tarre
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Hipótesis 2: supongamos
que la oposición no participa en las elecciones regionales.
Consecuencia hip 2-M:
(plausiblemente) Maduro no se vería impulsado a suprimirlas (no tendría
efectos en su deslegitimación).
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Hipótesis 2: supongamos
que la
oposición no participa (se abstiene).
Consecuencia hip. 2.1-T: el chavismo ganaría la
elección con una altísima abstención.
Consecuencia hip. 2-T: ganar la elección con
altísima abstención sería una derrota.
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El argumento de Tarre Briceño no señala expresamente
que el gobierno se deslegitimaría si ganara la elección con una altísima
abstención. Sin embargo, es razonable que en ese escenario también se agregarían algunos puntos más (para usar los términos de Mires) a la deslegitimación del gobierno. Esto implica que el argumento de Tarre
Briceño tiene más fuerza que el argumento hipotético 2 de Mires: siempre y cuando la abstención sea impresionante, no asistir pudiera tener efectos en la deslegitimación del gobierno.
No obstante, incluso si aceptamos que una
abrumadora abstención agrega puntos a la deslegitimación del gobierno, esto no implica directamente que sea preferible no asistir y llamar a la abstención en el caso de las elecciones regionales. Recordemos
que los casos hipotéticos planteados por Mires (y por muchos otros) tienen como
objetivo comparar los escenarios más plausibles y cuyos efectos son preferibles, así que es fundamental
preguntarnos: ¿qué sucede cuando comparamos los dos escenarios, asistir y no asistir a las elecciones?, ¿tienen la
misma fuerza los argumentos hipotéticos de uno u otro caso? Para contestar estas preguntas me fijaré en dos elementos: (a) qué tan plausibles son las consecuencias hipotéticas señaladas,
(b) qué tan fuertes son los efectos
de dichas consecuencias.
(a) Plausibilidad. El argumento hipotético de Mires a partir de la
hipótesis 1 (la oposición asiste) incluye las dos consecuencias que parecen más plausibles.
Es posible que el gobierno suprima las elecciones o que, incluso celebrándolas, desconozca de alguna manera a los gobernadores (como ya ha hecho con los
actuales). Ambos escenarios deslegitiman aún más al gobierno. No cabe duda.
El
argumento de Tarre Briceño también es altamente plausible: si la oposición
llama a la abstención, seguramente ésta será abrumadora (tal como lo fue en la
elección constituyente). Digamos, entonces, que los escenarios planteados por
ambos argumentos son altamente
plausibles (en esto quedan empatados).
(b) Fuerza
de las consecuencias. La consecuencia hipotética planteada por Mires
implica una muy fuerte deslegitimación del gobierno, especialmente si suprimen
las elecciones o cometen un fraude (que tendría que ser grotesco para poder
voltear una elección que las encuestas indican 75-25 u 80-20 a favor de la
oposición). Si permiten una elección más o menos limpia, el solo hecho de
perder 20 de 23 gobernaciones (según muchas encuestas) sería un gran golpe a la
legitimidad de sus últimas decisiones; pero si, además, desconocen
posteriormente a los gobernadores, estarían desconociendo la voluntad popular.
En el caso del argumento de Tarre Briceño, por su
parte, es verdad que una abrumadora abstención tiene efectos en la legitimidad, sin embargo, no parece tener tanta fuerza
en comparación con la supresión de las elecciones, un fraude grotesco o el
desconocimiento de la voluntad de una mayoría abrumadora. Estas son las razones de dicha afirmación: (1) si la
oposición no asistiera a las elecciones regionales, éstas dejarían de ser
competitivas, por lo que perderían importancia (muchos chavistas se pudieran
abstener si el gobierno no los obliga). Esto pudiera ser usado de excusa por el gobierno para atenuar los efectos de la abstención. (2) Si la oposición se abstuviera, el gobierno no tendría tanta presión
para mostrar una alta participación, pues no habría referentes cercanos en el
tiempo con qué compararlas y porque no son ni decisivas ni nacionales. Nótese que
en las elecciones constituyentes el gobierno sentía la presión de mostrar que
había participado más del 15% de los electores (el porcentaje mínimo de
electores para iniciar un proceso constituyente) y, más aún, necesitaba mostrar
que había participado más de los siete millones y medio de personas que participaron en el
plebiscito organizado por la oposición dos semanas antes. Por eso tuvo que manipular los resultados. Estos motivos no estarían presentes en las elecciones regionales. (3) Para quienes apoyan al gobierno (nacional e internacionalmente) es mucho más fácil mantenerse apoyándolo si no es necesario actuar (en el caso de la abstención opositora) que si se debe avalar (o, incluso, actuar para) la supresión, el fraude o el desconocimiento de las elecciones.
Estos atenuantes de los efectos del escenario abstencionista,
en cuanto a la deslegitimación del gobierno, inclinan la balanza a favor del
escenario de la participación electoral: aunque
una alta abstención sería una derrota para el gobierno, sus efectos
deslegitimadores serían menores que los que tendría la supresión de las
elecciones, un fraude grotesco o el desconocimiento de una abrumadora mayoría
de los electores.
Pero, ¿es esto suficiente para señalar que es preferible que la oposición asista a las
elecciones regionales? Claro que no. Nos queda, al menos, uno de los argumentos
principales de quienes están a favor de la abstención: solo con asistir se está legitimando al
gobierno y sus instituciones. Como dije antes, este argumento será el tema
principal de la próxima entrada del blog. No obstante, antes de terminar creo
que es importante hacer una reflexión: notemos que ambas partes,
abstencionistas y electoralistas, tienen razones para apoyar sus posiciones. Puede
ser que la evaluación de los argumentos de unos y otros incline la balanza a
favor de alguno de los sectores, pero incluso
esa evaluación está sujeta a revisiones y abierta a nuevas razones. Esto
quiere decir que, más allá de los intereses individuales, no es aceptable rechazar
a quien piensa distinto sin considerar sus razones ni entender su postura.
Debemos ser humildes y reconocer la posibilidad de equivocarnos y que otros
tengan la razón. Si queremos cambiar esta sociedad, debemos comenzar cambiando
la forma en que tratamos a los de nuestra familia, a quienes comparten los
mismos intereses generales pero, ocasionalmente, disienten en los medios para lograr satisfacerlos.