ARGUMENTOS EN EL JUICIO DE LA PELÍCULA M, EL VAMPIRO DE DUSSELDORF
Un clásico del expresionismo alemán, dirigido por Fritz Lang cuando olisqueaba la llegada de los Nazis. M es una película emocionante, atemporal y con varias lecturas. Si quieren saber un poco más, les dejo este enlace de un blog muy bueno: https://derechoconarteve.blogspot.com/2017/10/derecho-y-cine-m-el-vampiro-de.html
Pongamos un poco de contexto al video que les traigo. En el tramo final de la película, el Vampiro de Dusseldorf (un asesino en serie que ha matado a varios niños) es juzgado por un tribunal popular, formado íntegramente por maleantes (hay una especie de sindicato de maleantes, estafadores y criminales de baja monta).
Me interesa destacar los argumentos de la parte acusadora y de la defensa.
En resumen, la parte acusadora pide la pena de muerte basado en que el vampiro ha confesado los crímenes y en la regla (no jurídica) de que «el hombre que dice de sí mismo que es capaz de arrebatar la vida a un ser humano tiene que ser aniquilado».
La defensa considera que el vampiro debe ser entregado a las autoridades para que lo pongan en un hospital o un manicomio, pero no debe ser condenado por los delitos que se le imputan, porque cuando el acusado asesina lo hace en contra de su voluntad, de manera que no es responsable de las muertes (y no se puede condenar a quien no es responsable).
El populacho y el acusador contra-argumentan con lo que puede interpretarse como argumento por las consecuencias: si se manda a un hospital o al manicomio al acusado, una vez dado de alta o si se escapa, probablemente volverá a matar, y si es atrapado de nuevo, nuevamente lo enviarán al hospital o al manicomio. Este ciclo conducirá a más muertes y sacrificio por encontrar al asesino.
El defensor vuelve a su punto inicial sobre la injusticia de condenar a un acusado para brindar un argumento que es llamado argumento a fortiori (o por mayor razón): si el Estado no puede condenar a una persona que no es responsable de sus actos, con menor razón puede condenar un tribunal popular de maleantes. Este argumento se muestra más como refuerzo (algo débil) a su argumento original.
Al final, una mujer replica al defensor diciendo que si tuviera hijos o si se pusiera en los zapatos de las madres que los han perdido, no pediría lo que pide, no tendría clemencia. Este argumento es bastante interesante, porque constituye una falacia de apelación a las emociones muy común en este tipo de casos: lo que pretende quien comete la falacia es que los argumentos de la contraparte sean rechazados dado que si la contraparte estuviese en el puesto de los padres de la víctima, sentiría sed de venganza. Es falaz porque ese sentimiento -si estuviésemos en el puesto de la víctima o de sus padres- no es una razón para rechazar los argumentos en contra de matarlo. Es más, ni siquiera se puede decir que sea una razón a favor de matarlo, porque más allá del sentimiento no hay argumentos que sostengan esa posición.
Mira el diagrama argumentativo (en amarillo las razones de la parte acusadora, en azul los de la defensa. Recuerda que flechas rojas = ataque; flechas verdes = apoyo):
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